El 11 de febrero conmemoramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebración que se enfoca en reconocer el importante rol que cumplen las mujeres y las niñas en la comunidad científica y la tecnología.
La Organización de las Naciones Unidas destaca que las personas e instituciones suelen omitir una realidad latente en ámbitos académicos a nivel global. El androcentrismo, la insensibilidad y el doble estándar que la academia ejerce sobre las mujeres hace que estas, pese a su talento, sus esfuerzos y sus logros, obtengan menos espacios de participación o reconocimiento en el campo de la ciencia. Para muestra un botón: existen 887 personas galardonadas con los premios Nobel, pero solo 59 son mujeres.
La REMCI (Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas) afirma que Ecuador tiene 2.556 personas registradas en procesos de investigación; de ellas, el 35% corresponde a mujeres. En cuanto a las publicaciones científicas a nivel global, tres de cada diez papers registran autoría de mujeres. Como resultado, estas publicaciones se citan con menos frecuencia.
En la cotidianidad de la educación superior se explica el fenómeno: 6 de cada 10 estudiantes universitarias son mujeres, pero las clases que reciben son impartidas en su mayoría por hombres, en un rango del 80%. Gloria Vizcaíno, ex presidente del ‘Nodo Cotopaxi’ de la REMCI, atribuye este fenómeno al “efecto tijera” que establece una relación inversa entre el ingreso y la graduación para hombres y mujeres: “entran menos hombres a la universidad, mientras avanzan en ‘la tijera’ ellos predominan en las estadísticas de graduación y en los cargos de dirección. Esta realidad es más notoria en las denominadas ciencias exactas y el campo tecnológico”.
Lorena Álvarez, docente universitaria y secretaria tercera de la Red Iberoamericana de Investigación en Comunicación, Política y Sociedad (RIICOPS), reveló que progresar en el ámbito académico ha sido complicado “por el simple hecho de ser mujer”. Afirma haber sentido rechazo a sus comentarios en ciertos momentos. Pero, a pesar de las dificultades presentadas, ha logrado abrirse un camino en la investigación y en los procesos de internacionalización de la academia. Subraya que las normativas para el desarrollo de las ciencias en Ecuador suelen ser similares a las de Latinoamérica, “pero existe una mayor libertad social para que tanto hombre como mujer puedan proyectar sus ideas a nuevas experiencias investigativas, científicas y sociales”.
A propósito de esta celebración existen diversas iniciativas ciudadanas, una de ellas es “11de Febrero” página web española donde se difunden charlas y actividades con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Esto se plantea con el apoyo de distintos actores de la sociedad como: Personal STEM (Science, Tecnhonology, Engineering, Mathematics), centros educativos, universidades y centros de investigación, y otras instituciones.
No cabe duda aún queda un largo camino por recorrer para que exista una equidad de género en la academia. Sin embargo, celebraciones como la del 11 de febrero permiten exhibir el trabajo y el aporte que brindan las mujeres y las niñas en la ciencia para, poco a poco, ir saltando la brecha de género aún latente en la sociedad.